¿Puede dejarnos el cambio climático sin alimentos como el café o el chocolate?
El impacto del cambio climático se refleja en la cadena alimentaria: la producción se resiente, mientras que los precios de alimentos como el café y el chocolate suben.Los efectos del cambio climático ya se reflejan en nuestras mesas y en las vidas de millones de personas que dependen de la producción de alimentos esenciales. Productos como el café y el chocolate se enfrentan a subidas de precio, pero las estadísticas solo cuentan una parte de la historia. Detrás de cada taza de café o barra de chocolate, hay comunidades enteras que ven peligrar su sustento. Los nuevos patrones climáticos desafían no solo la producción de alimentos, sino también las economías y las vidas en los lugares más vulnerables.
¿Qué voy a leer en este artículo?
- Cómo afecta el cambio climático a la producción de alimentos
- Las consecuencias económicas de un clima impredecible
- El impacto humano detrás de cada alimento
- Encontrar soluciones a través de la acción colectiva
¿Cómo afecta el cambio climático a la producción de ciertos alimentos?
Pensemos en las plantaciones de café en las laderas de Brasil, Vietnam, Colombia o Indonesia. Durante siglos, estas regiones han prosperado gracias a un clima que equilibraba temperaturas moderadas y abundantes lluvias. Pero estas condiciones ya no son una garantía. Las temperaturas suben y los patrones de lluvia son cada vez más impredecibles, lo que deja a los caficultores frente a una realidad inquietante. Según estimaciones, para 2050, hasta la mitad de las tierras adecuadas para el cultivo de café podrían desaparecer, tal y como recoge El País. ¿Qué significa esto? No solo menos café en nuestras mesas, sino millones de agricultores, en su mayoría de países en desarrollo, que se enfrentan a la pérdida de su medio de vida.
El cacao, esencial para el chocolate, enfrenta desafíos similares. Países como Ghana y Costa de Marfil, que producen el 54 % de la producción global, están sufriendo cambios drásticos en sus temporadas de lluvia, con cosechas más pobres y menos regulares. La Organización Internacional del Cacao (ICCO) espera un déficit global de 462.000 toneladas para la temporada 2023/24. Pero es en los campos de estos países donde la presión se siente más intensamente, especialmente para los agricultores que dependen exclusivamente de este cultivo para alimentar a sus familias.
Las consecuencias económicas de un clima impredecible
El cambio climático tiene un precio, y no solo en los mercados internacionales. A medida que los cultivos se enfrentan a sequías, olas de calor y lluvias desiguales, los precios suben. En Brasil, la variedad de café arábica ha visto un aumento de precio del 43 % tras la peor sequía en siete décadas. En Vietnam, las lluvias insuficientes han reducido la cosecha de café al nivel más bajo en 13 años. Esto se traduce en mayores costes para todos, desde los consumidores hasta los pequeños agricultores.
Para los productores de chocolate, el panorama es aún más sombrío El precio del cacao se dispara y aumenta más de un 250 % en el último año, lo que supera los 11.000 dólares la tonelada. Esto también afecta al acceso de las comunidades más pobres a alimentos básicos; los agricultores deben elegir entre consumir productos que cultivan o destinarlos a la exportación debido a la presión económica.
El impacto humano detrás de cada alimento
Más allá de sabor y precio, el café, el chocolate y el queso son pilares económicos en muchas comunidades. En Etiopía, por ejemplo, el café aporta el 60 % de los ingresos por exportaciones de todo el país y da empleo a quince millones de personas. En Ghana, el cacao representa el 30 % de los ingresos por exportaciones y sostiene a una población rural que ya vive en condiciones precarias. Sin embargo, las cifras reflejan un descenso preocupante en sus ingresos; un sector que aporta 1.870 millones de euros en divisas al año al país se tambalea.
Por desgracia, los países más pobres suelen ser los que viven las peores consecuencias. Son los menos equipados para adaptarse a estos cambios y también los que sienten el impacto más brutal en sus economías. A pesar de ser responsables de una fracción mínima de las emisiones globales de carbono, estas comunidades son las primeras en sufrir los efectos devastadores de un clima cambiante.
Encontrar soluciones a través de la acción colectiva
Ante los desafíos que plantea el cambio climático, las comunidades que dependen directamente de la producción de alimentos han comenzado a organizarse para adaptarse y combatir sus efectos.
La acción colectiva de los caficultores colombianos
En América Latina, los caficultores colombianos han dado un importante ejemplo de acción colectiva al formar asociaciones que les permiten compartir conocimientos, mejorar la calidad de sus productos y acceder a mercados que pagan precios justos. La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC) sobresale como una institución clave en este esfuerzo. Su trabajo incluye la generación de conocimientos y tecnologías sostenibles que ayudan a los productores a ser más competitivos y a reducir su impacto ambiental. Entre sus principales logros destacan la implementación de prácticas agrícolas que conservan los recursos naturales y promueven la sostenibilidad a largo plazo de los cultivos de café.
Además, la FNC contribuye al desarrollo integral de las comunidades cafetaleras al gestionar e implementar proyectos de infraestructura vial, vivienda, saneamiento básico, energía, conectividad y tratamiento de agua. Estos esfuerzos no solo fortalecen las capacidades de los caficultores, sino que también mejoran su calidad de vida y la de sus familias.
La reforestación de Costa de Marfil que busca salvaguardar los cultivos de cacao
Desde el siglo pasado, Costa de Marfil ha sufrido una degradación acelerada de sus bosques. La tala, la minería, la urbanización y la agricultura extensiva de tala y quema han ganado terreno en los bosques naturales del país. Desde la independencia del país en 1961, Costa de Marfil ha perdido el 92% de sus bosques primarios, lo que ha provocado una erosión a gran escala de la biodiversidad vegetal y animal y un cambio climático a nivel regional y mundial.
El sector del cacao, en particular, se ha visto gravemente debilitado por el empeoramiento de las condiciones hidroclimáticas. La expansión de monocultivos a expensas de los bosques ha generado suelos empobrecidos y una disminución estructural en los rendimientos, agravada por la falta de buenas prácticas agrícolas.
Sin embargo, un proyecto de colaboración público-privada busca revertir esta situación con el objetivo de restaurar el 20 % de la cubierta forestal del país de aquí a 2030. La sensibilización de los habitantes de las aldeas, los productores de cacao y los gestores de las cooperativas locales de cacao es un componente clave del proyecto. Los productores y sus familias han recibido formación sobre técnicas de agroforestería y mantenimiento de los árboles plantados, así como sobre la importancia de preservar los ecosistemas forestales circundantes,
El cambio climático deja su marca en nuestros alimentos, pero su impacto va mucho más allá de los precios en el supermercado. Nos desafía a actuar no solo por el bien de nuestras mesas, sino también de todos aquellos que dependen de estos cultivos. Si queremos conservar el café que nos despierta, el chocolate que endulza nuestras vidas y el queso que compartimos, tendremos que trabajar juntos. Adoptar soluciones conscientes y apoyar a las comunidades afectadas es clave para garantizar que el cambio climático no borre los sabores —ni las historias humanas— que tanto valoramos. Ahora es el momento de actuar.
Fuente:
- https://www.lavanguardia.com/comer/al-dia/20240917/9946513/cambio-climatico-reduce-produccion-cafe-dispara-precio-mas-alto-13-anos.html
- https://elpais.com/planeta-futuro/2024-04-29/chocolate-caro-en-el-norte-agricultores-en-apuros-en-el-sur-causas-y-efectos-del-descenso-de-la-produccion-de-cacao-en-ghana.html