Vientos de cambio: la transformación social que traen consigo las renovables

¿Cuál es el verdadero impacto de las energías renovables más allá de la descarbonización? Los datos hablan de desarrollo socioeconómico y turismo sostenible, entre otros beneficios.
Wind energy on Global Wind Day

Las energías renovables han emergido como un pilar central en la lucha contra el cambio climático con la promesa de un futuro más limpio y sostenible. Pero sus beneficios no acaban allí. Y es que su implementación no solo reduce las emisiones de carbono, sino que también ofrece una serie de ventajas tangibles para las comunidades locales y los ecosistemas donde se instalan, creando un impacto positivo social más allá de lo económico y medioambiental.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

Las energías renovables, un vecino más en las comunidades

Las renovables traen consigo una transformación social que abarca ámbitos como la educación, la cultura, el emprendimiento o incluso el turismo. En comunidades donde se han establecido proyectos de energías limpias, los beneficios trascienden los aspectos puramente energéticos.

La creación de empleos es uno de los impactos más directos y positivos. Algo que primero pasa por la formación de personas locales, capacitándolas para participar activamente en la construcción y operación de los proyectos renovables. De esta forma, no solo se promueve la contratación local, sino que también se empodera económicamente a la comunidad y se fomenta el desarrollo social y profesional de sus miembros por medio de la formación en un sector cargado de futuro.

Si nos ceñimos a los datos, en 2023 se produjo el mayor aumento de puestos de trabajo en el sector de las energías renovables a escala global, de 13,7 millones en 2022 a 16,2 millones, según el informe Energías renovables y empleos: revisión anual 2024, publicado recientemente por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Sin embargo, el impacto de las energías renovables llega más lejos. Así, en las zonas de influencia de estos proyectos se brinda un apoyo significativo al sector agroganadero y a otros sectores económicos relevantes, como es el turismo.

 

Agricultura y energía: una alianza en La Bobia-San Isidro

Es lo que ocurre, por ejemplo, en el norte de España. En el parque eólico La Bobia-San Isidro, en Asturias, la generación de energía limpia coexiste con un paisaje agrícola vibrante. Bajo sus palas, caballos y vacas pastan libremente, complementados por un centro agrario experimental que impulsa el conocimiento y la innovación.

Durante el verano, Illano, el municipio donde está instalado, se transforma en un bullicioso centro de actividad. Pero ahora, incluso en el invierno más crudo, el área se mantiene viva gracias a los trabajadores de mantenimiento de los parques eólicos. Los beneficios de los parques eólicos son tangibles: generan ingresos para la comunidad y mantienen en perfecto estado las vías, que son esenciales para los ganaderos y turistas, incluso cuando se requiere despejar la nieve en invierno.

Otro caso es el de Villalba del Rey, España, donde ACCIONA Energía impulsa un programa innovador para modernizar la cooperativa local de aceite, en una región que ya acoge varias de sus instalaciones de energías renovables. Este esfuerzo está diseñado para revitalizar el sector agrícola, mejorar los procesos de producción y aumentar la eficiencia operativa. Así, la calidad del producto final se eleva, lo que no solo beneficia a los productores locales, sino que también fortalece su competitividad en el mercado.

 

Turismo eólico, una nueva perspectiva

La fusión entre turismo y energías renovables abre un abanico de posibilidades para el desarrollo sostenible. Así los han sabido ver desde Vientos de Futuro, con las 10 rutas eólicas por la España rural. Una guía que busca integrar el turismo y la energía eólica y ofrecer una visión única sobre cómo estos dos sectores pueden coexistir y prosperar juntos.

Proponen un recorrido por diez rutas que promueven la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente. Estas rutas, a pie o en bicicleta, permiten explorar la España rural, especialmente en regiones del norte como Aragón, Asturias, Castilla y León, Cataluña, Galicia y Navarra. Aquí, los visitantes pueden descubrir paisajes de incalculable valor cultural, histórico y gastronómico, donde la energía eólica desempeña un papel crucial.

 

Falces, una pequeña localidad impulsada por el viento

Si hay un lugar en España donde la energía eólica se ha instalado como un vecino más es Falces. El viento lleva más de dos décadas siendo una fuente de energía, empleo y progreso económico para este pequeño pueblo en Navarra que prospera y vence la despoblación gracias a los parques eólicos.

Con apenas 2.300 habitantes, las llanuras de esta localidad cuentan con los parques eólicos de Vedadillo (49,5 MW de capacidad) y Moncayuelo (48 MW), así como el Experimental Vedadillo (9 MW), que la empresa propietaria, ACCIONA Energía, utiliza para testar las últimas tecnologías en aerogeneradores. Tres instalaciones que han reconfigurado la economía local, vinculándola a las tecnologías limpias mientras refuerza su papel en la transición energética.

Valentín García, quien fue alcalde por ocho años y ahora es concejal, destaca: “Fue un acierto poner los parques eólicos, porque nos proporcionan casi el 20 % del presupuesto municipal y ello nos permite a los vecinos disfrutar de más cultura, mejores fiestas, mejor urbanismo, en definitiva, de un nivel de servicios que sin los molinos no sería posible”. Además, subraya que “los parques eólicos son una apuesta de futuro, tanto por lo ecológico, como por lo económico”.

En reconocimiento a este modelo de integración, en 2015 la Asociación Empresarial Eólica otorgó a Falces el Premio Eolo a la Integración Rural de la Eólica. Un galardón que resalta a Falces como un ejemplo de integración de la energía eólica con las comunidades locales, con beneficios que van más allá de la mera generación de energía.

En definitiva, las energías renovables demuestran ser una fuerza transformadora que va más allá de la simple generación energética y los beneficios económicos directos. Si se integran en el marco de un diálogo con las comunidades locales, no solo se perfilan como un pilar de la lucha contra el cambio climático, sino también como motores de un desarrollo sostenible y resiliente que genera un impacto social positivo.