Desperdicio alimentario o cómo tirar a la basura los recursos del planeta

El desperdicio alimentario es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la humanidad y paliarlo no solo ayudaría a luchar contra el hambre, también contra el cambio climático.
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“El hambre es una maldición que acecha cada día y el estómago es un abismo sin fondo, un agujero tan grande como el mundo”, escribe Paul Auster en El País de las Últimas cosas. Y, más allá de las páginas de esta novela, ese abismo sigue creciendo. El hambre en el mundo aumenta mientras que un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden por el desperdicio alimentario.

Un problema que no solo acecha la vida de millones de personas, sino que también tiene grandes implicaciones en el cambio climático. Todos tenemos un papel que desempeñar en la reducción de la pérdida de alimentos, no solo por el bien de las personas sino también por los recursos del planeta que estamos derrochando.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

¿Qué se considera desperdicio alimentario?

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (FAO, por sus siglas en inglés), el desperdicio alimentario se refiere a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, los proveedores de servicios de alimentos y los consumidores. La comida se desperdicia de muchas maneras:

  • Los productos frescos que por su forma, tamaño o color no se consideran óptimos para la comercialización (aún manteniendo su calidad alimenticia), se eliminan de la cadena de suministro. En decir, no se venden y se tiran.
  • Los alimentos que están cerca o más allá de la fecha de consumo preferente a menudo son desechados por los minoristas y los consumidores. Un gran error, puesto que no es lo mismo fecha de caducidad que fecha de consumo preferente, como veremos más adelante.
  • Ya sea en restaurantes, comedores y en las cocinas de los hogares, las sobras de la comida no se aprovechan y terminan en la basura.

Una menor pérdida y desperdicio de alimentos conduciría a un uso más eficiente de la tierra y una mejor gestión de los recursos como el agua y la energía, lo que ayudaría a frenar el cambio climático y a garantizar la vida sobre el planeta.

 

¿Cómo afecta el desperdicio alimentario al cambio climático?

ÇLa población mundial no deja de crecer, lo que conlleva una mayor explotación de los recursos naturales. Son simples matemáticas. A mayor cantidad de personas, más agua, más comida y más tierras de cultivo necesitamos.  Satisfacer estos aumentos nos exige cambiar a enfoques de producción y consumo más sostenibles.

Hoy, el mundo tira a la basura un 17 % de los alimentos que produce mientras que 811 millones de personas pasan hambre. Los alimentos que no se consumen suponen un desperdicio de recursos como la tierra, el agua, la energía, el suelo, las semillas y otros insumos utilizados para su producción.

“El mundo tira a la basura un 17 % de los alimentos que produce mientras que 811 millones de personas pasan hambre”

Además, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que entre el 8 y el 10 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas al desperdicio de alimentos.

Para alimentar al mundo de manera sostenible, los productores deben cultivar más alimentos, pero pueden hacerlo reduciendo los impactos ambientales negativos, como la pérdida de suelo, agua y nutrientes, las emisiones de gases de efecto invernadero y la degradación de los ecosistemas.

Y para ello, los consumidores tenemos la posibilidad de promoverlo e impulsarlo si decidimos apostar por alimentos producidos bajo esos criterios: dietas más nutritivas y seguras con la menor huella ambiental posible.

“Entre el 8 y el 10 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas al desperdicio de alimentos”

 

¿Qué podemos hacer para frenar el desperdicio alimentario?

Todos los implicados en la producción y el consumo de alimentos pueden colaborar, de una forma u otra, a detener el desperdicio alimentario.

Evitar el desperdicio alimentario desde los comercios y los establecimientos

Los agentes de la cadena alimentaria deben contar con un plan de prevención para evitar el desperdicio. Una de las acciones principales es la donación de alimentos de aquellos productos que no puedan o quieran vender. Los alimentos que se donen deberán tener suficiente vida útil para poder almacenarse, distribuirse y llegar a los destinatarios finales en buenas condiciones. 

Otra posibilidad, es transformar esos alimentos en zumos, mermelada, etc. Cuando no sean aptos para el consumo humano, los alimentos pueden ser utilizados como subproductos para la alimentación animal o fabricación de piensos, para la industria, para la obtención de compost, etc.  Además, los agentes que operan en la cadena alimentaria tendrán que disponer de instalaciones adecuadas y formación de personal para que durante los procesos de manipulación, almacenamiento y transporte se minimicen las pérdidas.

Otra idea es que, en los comercios, los productos con fecha de consumo preferente vencida se presenten al consumidor de forma separada y claramente diferenciados del resto, con precios inferiores. Y que los establecimientos de hostelería ofrezcan a sus clientes la posibilidad de que se lleven, sin coste adicional, las sobra de lo que han consumido.

 

¿Qué puedes hacer tú como consumidor?

La pérdida y el desperdicio de alimentos se ha convertido en un tema de gran preocupación pública. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible refleja la mayor conciencia mundial sobre el problema. ¿Quieres saber qué puedes hacer tú frente a esta cuestión global? Aquí hay nueve consejos de la FAO sobre cómo evitar y reducir el desperdicio de alimentos:

  • Sé realista: planifica con anticipación la lista de la compra en función de cómo vas a consumir los alimentos, y si solo has invitado a cenar a 5 personas, no cocines como para 50.
  • Almacena los alimentos correctamente: los alimentos perecederos como los productos lácteos, las frutas y las verduras deben guardarse en los compartimentos adecuados del frigorífico. La carne y el pescado se pueden almacenar en el congelador si no tienes la intención de usarlos de inmediato. Los alimentos secos deben almacenarse en recipientes sellados y, junto con otros alimentos enlatados, deben almacenarse adecuadamente en una alacena.
  • Ten en cuenta la diferencia entre las etiquetas de fecha de caducidad y fecha de consumo preferente.
  • Permite que cada comensal se sirva a sí mismo: es posible que no puedas medir cuánto quiere comer tu invitado y, por lo general, solemos excedernos por pura cortesía. Lo que nos lleva a tener que tirar la cantidad sobrante.
  • Congela las sobras de la comida o repártelas.
  • Convierte la comida sobrante en el almuerzo o la cena del día siguiente.
  • Termina las sobras antes de cocinar un plato nuevo.

 

Un mundo más sostenible requiere de un uso más sostenible de los recursos. Tomemos conciencia de qué hacemos con la comida que compramos o consumimos y pongamos en marcha las medidas necesarias para frenar el desperdicio alimentario.

 

Fuentes: