6 técnicas de la agricultura regenerativa que devuelven la vida al suelo

Con más de 100 millones de hectáreas de tierra degradándose cada año, la necesidad de un enfoque que regenere el suelo agrícola cada vez es más acuciante.
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Empecemos con tres datos. El primero: cada año, más de 100 millones de hectáreas de tierra se degradan debido a la urbanización, la deforestación y la sobreexplotación, tendencias que se han visto aceleradas por el cambio climático. El segundo:  la ONU estima que la población mundial aumentará casi 2000 millones de personas en los próximos 30 años. Y el tercero: la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, estima que en 2050 se necesitará un 70 % más de alimentos.

Ni el planeta ni sus recursos son infinitos. Toca preguntarse: ¿qué vamos a comer en una, dos o tres décadas?

La respuesta parece ser la agricultura regenerativa, cuyos métodos se caracterizan por la paciencia, la gestión responsable de los recursos y un firme compromiso con la restauración de la fecundidad y el equilibrio naturales.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

Principios fundamentales de la agricultura regenerativa

Algunas prácticas agrícolas actuales, como la labranza intensiva o el riego inadecuado, contribuyen a la degradación y pérdida del suelo y, además, es responsable de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, según las Naciones Unidas (ONU). Un suelo dañado favorece

que los entornos sean más vulnerables a fenómenos climáticos extremos como las inundaciones , que aumentan en frecuencia e intensidad a medida que la Tierra se calienta.

La clave de la agricultura regenerativa es que no solo “no daña” la tierra, sino que la mejora, utilizando tecnologías que regeneran y revitalizan el suelo y el medio ambiente. Y lo hace mediante la labranza de conservación, cultivos de cobertura, rotación de cultivos, compostaje, refugios móviles para animales y cultivos de pastos, entre otras estrategias. Este conjunto de técnicas conduce a un suelo sano, capaz de producir alimentos de alta calidad y ricos en nutrientes. Además mejora la tierra en lugar de degradarla, lo que resulta en granjas más productivas y en comunidades y economías más saludables.

En el corazón de esta práctica se encuentran tres pilares esenciales: mejorar la salud del suelo, aumentar la biodiversidad y promover ecosistemas resilientes.

 

 

Beneficios de la agricultura regenerativa

El principal sería, sin duda, el aumento del rendimiento de los cultivos. Con la puesta en marcha de la agricultura regenerativa, solo en África la producción de los campos podría incrementarse en un 13 % para 2040 y hasta un 40 % en el futuro, este informe.

En la Unión Europea, mejorar la salud del 14 % del suelo cultivable supondría aumentar los ingresos de los agricultores entre 1.900 y 9.300 millones de euros al año, señala el reporte ‘Transformar los sistemas alimentarios con los agricultores: un camino para la UE.

Solo en España, el 80 % del consumo de agua tiene usos agrícolas, llegando a emplear en torno a 20.000 Hm3/año para riego. Para generar recursos hídricos adicionales, ya se están empleando la desalación y la reutilización de agua con fines agrícolasDe esta forma, se contribuye a una gestión más sostenible del agua. 

Por supuesto, las prácticas regenerativas mejoran la calidad del suelo, haciéndolo más fértil y rico en nutrientes. Un suelo sano respalda el crecimiento de plantas fuertes y saludables, que son menos susceptibles a ataques de plagas. Al fomentar una mayor variedad de plantas y animales en las granjas, se crea un ecosistema más equilibrado. Esta diversidad ayuda a mantener bajo control a las plagas, ya que los depredadores naturales de estos insectos están presentes y activos en el entorno.

Además, se incrementa la captura de carbono, contribuyendo a la mitigación del cambio climático. Estas tierras agrícolas restauradas podrían absorber el equivalente a entre 2,6 y 13,6 gigatoneladas de CO2 al año, señala Project Drawdown en su informe ‘Farming Our Way Out of the Climate Crisis’ (La agricultura como forma de salir de la crisis climática) .

 

6 técnicas para regenerar el suelo agrícola

La agricultura regenerativa ofrece una serie de técnicas innovadoras que pueden transformar una granja, revitalizando tanto el suelo como el ecosistema circundante. Aquí exploramos seis métodos clave que no solo promueven la sostenibilidad, sino que también mejoran la productividad agrícola.

1. Un suelo vivo es un suelo rico 

El suelo es más que una simple base para las plantas; es un ecosistema vibrante lleno de microorganismos y lombrices que trabajan incansablemente. Estos organismos mejoran la estructura del suelo, facilitando la retención de agua y nutrientes. Fomentar la biodiversidad del suelo se puede lograr añadiendo compost y evitando la perturbación del suelo con labranza pesada. De esta forma, no solo enriquecemos el suelo, sino que también reducimos la erosión y mejoramos la fertilidad a largo plazo.

2. Ganadería extensiva 

Integrar la ganadería en el ciclo agrícola es una práctica ancestral que ofrece múltiples beneficios. El pastoreo bien manejado permite que el ganado aproveche el pasto de manera eficiente, mientras que sus residuos actúan como un fertilizante natural y enriquecen el suelo. Esta interacción natural mejora la estructura del suelo y su capacidad para almacenar carbono, a la vez que reduce la necesidad de fertilizantes sintéticos.

3. Agricultura sin químicos

Al eliminar el uso de pesticidas, los agricultores están adoptando el control biológico de plagas, una técnica que utiliza insectos y plantas repelentes para mantener la salud del suelo y los cultivos. Ocurre, por ejemplo, con las mariquitas que se comen a los pulgones. Plantas como la albahaca y la caléndula también desempeñan un papel crucial. Emiten olores que repelen naturalmente ciertas plagas, actuando como barreras protectoras alrededor de los cultivos.

4. Rotación de cultivos 

Evitar los monocultivos –cultivar una sola especie de planta en grandes extensiones de tierra – es esencial para prevenir el agotamiento de nutrientes en el suelo. La rotación de cultivos, que implica alternar diferentes tipos de cultivos o cultivar múltiples especies en paralelo, revitaliza la tierra. Esta práctica no solo disminuye la presión sobre el suelo, sino que también rompe los ciclos de plagas y enfermedades, mejorando la salud general del campo.

5. Corredores biológicos 

En el contexto de la agricultura regenerativa, un ejemplo de un corredor biológico podría ser una finca que implementa setos o franjas de vegetación nativa para conectar diferentes partes de la explotación agrícola con áreas naturales cercanas. Estos corredores actúan como vías que atraen insectos polinizadores y otros animales que ayudan a cuidar del cultivo y a controlar las plagas de manera natural. 

6. Una comunidad implicada 

Implicar a la comunidad local en las prácticas agrícolas sostenibles es crucial para el éxito a largo plazo. Puede lograrse mediante actividades económicas, laborales y educativas que promuevan el conocimiento y la participación. Al educar a la comunidad sobre los beneficios de la agricultura regenerativa y ofrecer oportunidades económicas, se crea un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida, asegurando que las prácticas sostenibles perduren.

Estas técnicas no solo revitalizan los terrenos agrícolas, sino que también promueven un enfoque holístico hacia la agricultura que beneficia tanto a las personas como al planeta. Con la implementación de estas prácticas, las granjas pueden convertirse en modelos de sostenibilidad y resiliencia que inspiren un cambio positivo en las comunidades agrícolas de todo el mundo y garanticen la seguridad alimentaria.

 

Fuentes: