Claves de la sostenibilidad energética: Biomímesis
El modelo energético configurado a lo largo de los últimos ciento cincuenta años resulta insostenible por razones ambientales, económicas y sociales.El modelo energético configurado a lo largo de los últimos ciento cincuenta años resulta insostenible por razones ambientales, económicas y sociales. Su transformación pasa por la generalización de las energías renovables, la eficiencia, la gestión de la demanda, el ahorro o la cooperación al desarrollo energético. Antes de abordar las características de esa transformación, consideramos conveniente prestar atención a dos ideas clave para la sostenibilidad energética, biomímesis y suficiencia, que representan elocuentemente la clase de cambio que precisan la producción y el consumo de energía. La Biosfera es el conjunto de medios donde se desenvuelven los sistemas vivos que conocemos, formado por:
Los mares y océanos, ríos, lagos, acuíferos y humedales, cordilleras, simas y valles, desiertos, estepas, tundras, sabanas, selvas y bosques.
La diversidad de especies animales y vegetales.
Los asentamientos humanos.
Las organizaciones sociales, su cultura, tecnología, normas y actividades.
La atmósfera y los climas.
Pese a su amplitud, la Biosfera es finita: la tierra firme, el volumen de agua marina, el oxígeno respirable, la biomasa… son extensos pero limitados, y el sistema global terrestre es dependiente respecto del Sol; un sistema cuya biocapacidad para generar recursos renovables y para depurar los residuos y la contaminación derivados de la acción humana no es absoluta.
Un sistema energético que quiera ser sostenible económica, ambiental y socialmente, deberá ajustarse a los parámetros de la biocapacidad terrestre porque de lo contrario, antes que después, llegará un punto de retroceso sin retorno.
Señalamos quince de esos parámetros de economía biomimética.
En la producción:
Crecer hasta adquirir el tamaño ajustado para el cumplimiento de su función.
Desarrollar (madurar y mejorar) la calidad del cumplimiento de esa función.
Asumir ciclos largos para el retorno de las inversiones.
Incorporar criterios de cooperación compatibles con los de competencia.
Aprovechar los bienes renovables de la naturaleza conforme a su ritmo de generación.
Conservar y acrecentar recursos como los bosques o el agua.
Revalorizar residuos.
En la comercialización, gestionando la demanda para:
Prestar servicios energéticos eficientes.
Incorporar las mejores tecnologías y prácticas a la industria, el hogar, la movilidad y los servicios.
Configurar redes descentralizadas de generación y uso.
En el consumo, formando capacidades y valores para:
Estimar la calidad de vida.
Favorecer la percepción de límites.
Aprender a elegir y emplear los medios óptimos para satisfacer necesidades.
Fomentar una conciencia proambiental.
En los tres tramos del proceso hay que innovar para hacer mejor con menos. Un ejemplo de biomímesis, sería el del Eastgate Centre de Harare (Centro Comercial en Zimbabwe), inspirado en la técnica de los termiteros para mantenerse refrigerados en lugares con temperaturas extremas. Así, no recurre a la refrigeración artificial, con los costes energéticos y medioambientales que ello supone. Clarísimo ejemplo de hacer más y mejor, con menos.