¿Cómo viven las últimas tribus indígenas sin contacto con la civilización?
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El propósito de contar cómo viven las tribus que no tienen contacto con la civilización encierra casi una paradoja. Es difícil transmitir aquello que no se conoce. Se calcula que existen en el planeta centenares de pueblos indígenas aislados que habitan en Latinoamérica, especialmente la Amazonía, o en zonas de los Océanos Pacífico e Índico. En la mayor parte de los casos, son ellos mismos los que, deliberadamente, no quieren ser encontrados. Además, la conservación de estos pueblos indígenas es una forma de asegurar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
Creencias singulares y un estilo de vida común
La organización Survival trabaja por los derechos de los pueblos indígenas, y gracias a su labor podemos saber cómo viven las comunidades tribales del planeta. La mayoría de estas tribus se refugian en zonas boscosas de difícil acceso, viven de una forma primitiva, con herramientas de hueso y piedras y sin conocer la metalurgia. Quizá los sentineleses son, hasta la fecha, la tribu más incomunicada que conocemos. Sus alrededor de 40 miembros viven en una remota isla de la India bañada por el mar de Andamán, en el Océano Índico. Avisan a los extraños de que eviten aproximarse lanzando flechas y el Gobierno ha prohibido el acceso a la isla para protegerles de los curiosos.
Si nos acercamos a cada una de estas comunidades descubrimos costumbres y creencias singulares que les confieren su identidad. Los korowai, aborígenes de Nueva Guinea, habitan en casas de madera en los árboles y creen que su mundo podría ser destruido por un terremoto si modifican sus costumbres ancestrales.
Los Huli Wigmen, por su parte, lucen unos enormes sombreros hechos con pelo natural que combinan con pintura amarilla y un hacha con garras para infundir temor en los rivales. Hombres y mujeres viven bajo distinto techo, aunque sean matrimonio, y sospechan de la menstruación de la mujer como causa de enfermedades y envejecimiento.
El largo atardecer del caminante
Estos son solo algunos ejemplos que ilustran la idiosincrasia indígena. Pero quizá el caso más mediático y sorprendente, y que denuncia la realidad a la que se enfrentan estos pueblos, lo encontramos en el que ya se conoce como el hombre del agujero. Este aborigen de la Amazonía brasileña parece ser el último miembro de su comunidad y permanece solo en su territorio desde hace años. Acostumbra a cavar hoyos de gran tamaño para cazar animales o esconderse, de ahí el apelativo, vive en una pequeña casa de paja y tiene un huerto al que acude de noche para recoger sus frutos sin ser visto.
Pueblos indígenas y ODS
La protección de los Pueblos Indígenas es una cuestión que no solo les beneficia a ellos, sino también al planeta. Son la mejor barrera contra la deforestación, protegen los bosques y su biodiversidad, evitan la desaparición de especies y cuidan la naturaleza como parte de ellos porque la necesitan para vivir.
La Agenda 2030 tiene un serio reto por delante. Aunque los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible son importantes para ellos, solo 4 indicadores mencionan específicamente a los Pueblos Indígenas por lo que aún queda un largo trabajo por delante para que la realidad de estas comunidades también sea convenientemente recogida.
Fuentes: El País, National Geographic, Survival, Cultural Survival, Hipertextual