Qué son los principios Ruggie
El reto de proteger los derechos humanos también en los entornos empresarialesHasta hace solo unos años seguía habiendo dudas sobre quiénes tenían la responsabilidad de proteger los derechos humanos. Precisamente, debido al alto impacto y la globalidad de las actividades empresariales en las últimas décadas, Naciones Unidas encargó al profesor John Ruggie identificar las obligaciones de los Estados y las empresas en relación a los derechos humanos, lo que pasó a conocerse como los Principios Ruggie. Veamos de qué estamos hablando.
Qué son los principios Ruggie
Las actividades empresariales han tenido un mayor protagonismo en las últimas décadas debido a su alto impacto en las comunidades, de ahí nace la necesidad de un diálogo a nivel global para establecer obligaciones y restricciones.
En 2005, ante la globalidad e impacto de las actividades de las empresas, Naciones Unidas nombró al profesor de Harvard John Ruggie como Representante especial de Derechos Humanos y Empresa, y le encomendó una delicada tarea: construir los principios que debían regir las relaciones entre ambos actores.
Tras seis años de trabajo, en 2011 nacieron los Principios Rectores para Empresas y Derechos Humanos de la ONU, conocidos como Principios Ruggie, una iniciativa global que define los parámetros con arreglo a los cuales los Estados y las empresas deben establecer sus políticas, normas y procesos en función de sus respectivas responsabilidades y circunstancias particulares.
Tres pilares de los principios Ruggie: proteger, respetar y remediar
Los principios Ruggie recogen 31 directrices enmarcadas en tres grandes fundamentos: el deber del Estado de proteger y prevenir a los ciudadanos frente a los abusos contra los derechos humanos, la responsabilidad de las empresas de respetar los derechos humanos, y la necesidad de ayudar a las víctimas a conseguir la reparación.
Teniendo como sustento estos tres pilares, algunas de las medidas que los Principios Ruggie proponen a las empresas para que demuestren y pongan en práctica el respeto por los derechos humanos son estas:
- Asumir públicamente un compromiso de respeto a los derechos humanos. Identificar, prevenir, mitigar y rendir cuentas sobre los daños que causan a los derechos humanos.
- Identificar, prevenir, mitigar y rendir cuentas sobre los daños que causan a los derechos humanos.
- Contar con procesos que permitan remediar toda consecuencia negativa para los derechos humanos que hayan provocado o contribuido a provocar.
En algunas ocasiones serán los mecanismos judiciales los que tengan que entrar en juego, pero en otras, el diálogo, la mediación, el arbitraje y otras herramientas no jurídicas pueden resultar los más indicados para una reparación eficaz.
Vivimos en un mundo que apuesta por la globalización económica y financiera. Ambas deberían aspirar a convertirse, además, en una globalización de derechos humanos y social.