El papel “de la cuna a la cuna” en la economía circular
“De la cuna a la cuna” defiende el reaprovechamiento al máximo de los recursos y propone eliminar el concepto basuraNacer, crecer, reproducirse y morir. Este es el ciclo de la vida que nos han enseñado. Sin embargo, la naturaleza no funciona así. En el medio natural, incluso cuando muere, la vida vuelve a ser vida. Piensa, por ejemplo, en una manzana madura que cae del árbol y se pudre a sus pies. El fruto se convierte en nutrientes para el árbol para que, en un futuro, aparezcan nuevas manzanas.
De esto venimos a hablaros hoy. Del concepto “de la cuna a la cuna”, una visión revolucionaría sobre cómo funciona la vida sobre la Tierra desde la perspectiva de la economía circular.
Consumir solo lo que se puede producir
El planeta produce una cantidad limitada de recursos y estamos consumiendo más de los que nos toca por generación. Más recursos de los que la Tierra es capaz de regenerar anualmente. Si seguimos a este ritmo, las próximas generaciones no tendrán planeta.
En este sentido, la economía circular pone en valor el reaprovechamiento al máximo de los recursos y aparece como la alternativa al modelo lineal en el que un material se convierte en residuo automáticamente después de ser consumido.
Y nada defiende más ese aprovechamiento que el concepto “de la cuna a la cuna” (“cradle to cradle”, en inglés), una nueva propuesta para el diseño y la fabricación de productos industriales.
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“De la cuna a la cuna”, rediseñar la forma en la que producimos
Casi todos los objetos que producimos y consumimos hoy en día han sido diseñados para convertirse en residuos al final de su vida útil. Pero ¿y si lo planteamos de otra manera? ¿Y si diseñamos las cosas para ser reutilizadas y nos atrevemos a eliminar el concepto basura? Esta es la idea que tuvieron en el año 2001 el ecologista alemán Michael Braungart y el arquitecto estadounidense William McDonough. Ambos propusieron un nuevo sistema de producción en el que todo esté pensado para ser reutilizado.
Esta filosofía establece que todos los productos deben ser fácilmente desmontables en sus diferentes componentes para utilizarlos en la creación de nuevos productos o sistemas. Exactamente lo mismo que sucede en la naturaleza. Imaginemos por ejemplo la vida de un caracol. Cuando un caracol muere en mitad del bosque su cuerpo pasa a formar parte de la tierra aportando nitrógeno y otros elementos importantes para las plantas. El calcio de su concha quizás sirva de alimento para los pájaros y se incorpore a su vez más tarde en los huevos de su próxima puesta. Prácticamente nada de lo que formaba pare de la estructura del caracol se desperdicia.
¿Y si fabricamos objetos de la misma manera que la naturaleza fabrica caracoles? Esta es la idea del concepto de la cuna a la cuna.
De la cuna a la cuna pasando por la impresora 3D
Para aplicar esta filosofía de reaprovechamiento jugarán un papel clave algunas tecnologías, como sucede con las impresoras 3D. Estas máquinas fabrican objetos en un ciclo cerrado. Una vez utilizados, cuando dejan de ser útiles, esos objetos se funden para producir otros nuevos que sean necesarios. Las principales ventajas que ofrece esta tecnología es que solo es necesario extraer una vez los materiales y que no se producen residuos.
En la Estación Espacial, donde los recursos son muy limitados y es muy complicado subir cualquier material desde la Tierra, ya están implementando este tipo de técnica. Han desarrollado una impresora 3D que funciona en microgravedad que permite, por una parte, convertir en hilos las herramientas existentes y, por otro lado, fabricar nuevas herramientas a partir de ese material. ¿Qué quiere decir eso? Para empezar, que ya no es necesario llevar desde la Tierra todas las herramientas que necesitarán los astronautas en el espacio. Y, además, que se aprovechan al máximo todos los recursos.
La economía circular no puede olvidarse de los residuos
En este ciclo que establece “de la cuna a la cuna”, tan importante como emplear correctamente los recursos, es ocuparse debidamente de los residuos. En la actualidad, los vertederos contienen aproximadamente el 40% de los residuos del mundo y los 50 más grandes afectan a la vida diaria de 64 millones de personas. Los vertederos son dañinos para el medio ambiente ya que contaminan acuíferos, generan emisiones y alteran los ecosistemas.
Pero ¿y si pudiésemos aprovechar esos residuos para generar la electricidad que encienda la luz de nuestros hogares o que desprenda el calor de nuestra calefacción? Esa solución existe ya y son las plantas Waste to Energy.
Por supuesto, lo ideal sería no generar residuos. Pero las plantas Waste to Energy son un primer paso en el cambio del modelo lineal a la economía circular, donde el concepto “de la cuna a la cuna” deje de ser solo eso, un concepto, para convertirse en la forma en la que gestionamos los recursos que nos ofrece nuestro planeta.
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