Atrapanieblas: una solución para captar agua en tiempos de sequía

Un sistema de atrapanieblas puede recoger hasta 400 litros de agua diarios, transformando la vida en zonas áridas con alta presencia de niebla, como el desierto de Atacama.
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El agua es un recurso cada vez más escaso. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), casi la mitad de la población mundial se enfrenta a la falta de agua al menos durante una parte del año. Además, cerca de 25 países, que abarcan una cuarta parte de la población global, sufren de un estrés hídrico extremadamente alto cada año, de acuerdo con el World Resources Institute. Aunque la situación ya es grave, se espera que para 2050 unos mil millones de personas más vivan bajo condiciones de estrés hídrico severo.

En un mundo que se vuelve más seco, los atrapanieblas se presentan como una solución innovadora, de bajo coste y sostenible. Esta tecnología, que utiliza redes para capturar la niebla y convertirla en agua potable, está transformando la vida en zonas áridas con alta presencia de niebla, como el desierto de Atacama en Chile, la costa de Perú, e incluso el norte de Gran Canaria en España.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

¿Cómo funciona un atrapanieblas?

Los atrapanieblas, o captanieblas, fueron ideados en los años sesenta por el físico chileno Carlos Espinosa en respuesta a la grave sequía que afectaba a Antofagasta, en el norte de Chile. Esta región alberga uno de los desiertos más áridos del mundo: el de Atacama. Espinosa, conocido por "atrapar las nubes", donó la patente de su tecnología a la UNESCO, permitiendo su uso gratuito en cualquier parte del mundo.

El proceso es simple pero efectivo: se instalan mallas finas que capturan las diminutas gotas contenidas en la niebla y las convierten en agua potable. Por lo general, estas mallas se colocan en lugares elevados, entre los 300 y 800 metros sobre el nivel del mar, donde la niebla es más densa y el viento más fuerte.

Cuando la neblina pasa a través de estas estructuras, las gotas microscópicas se adhieren a las fibras, formando unas gotas más grandes y luego se deslizan hacia tuberías que las conducen a tanques de almacenamiento.

 

“El proceso de los atrapanieblas es simple: se instalan mallas finas que capturan las diminutas gotas contenidas en la niebla y las convierten en agua potable”.

 

Así, este método recolecta el agua que, de otro modo, se perdería en el aire. Por lo tanto, no se trata de crear agua nueva, sino de recuperar la humedad contenida en la niebla. De esta manera, el agua puede ser usada para regar cultivos y, en algunos casos, para consumo humano.

 

Los beneficios de capturar agua de niebla

En la actualidad existen otras tecnologías que permiten extraer agua del aire, como son los paneles hidropónicos que usan energía solar para condensar el vapor de agua, o también los sistemas con desecantes que emplean materiales higroscópicos para absorber la humedad del aire.

Sin embargo, los atrapanieblas destacan por su eficiencia y simplicidad. Desde su invención, han mejorado de forma significativa, al incorporar mallas de mayor densidad y materiales más resistentes a la corrosión, como el polipropileno y el polietileno, para una mayor eficiencia y durabilidad. Además, ahora están disponibles en una variedad de tamaños y configuraciones, desde pequeñas unidades diseñadas para uso doméstico hasta grandes instalaciones para proyectos comunitarios o industriales.

En condiciones óptimas, un metro cuadrado de atrapanieblas puede capturar de tres a cinco litros de agua, dependiendo de la humedad de la zona. En algunas áreas ha llegado a captar hasta treinta litros de agua al día. Por ejemplo, en las lomas de la costa en Perú un sistema de atrapanieblas puede recoger hasta 400 litros de agua diarios. En el Monte Boutmezguida, en Marruecos, esta cifra puede llegar hasta los 6,300 litros al día.

 

De Chile al mundo

Chile es el país con mayor estrés hídrico de América Latina y podría quedarse sin agua potable para 2050, es decir, en 26 años, según el último informe del World Resources Institute.

Precisamente, en el norte de Chile, donde las condiciones de sequía son más extremas, se han instalado la mayoría de los atrapanieblas. Por ejemplo, en la región de Coquimbo, una de las cinco más afectadas por la escasez de agua, el parque eólico Punta Palmeras, operado por ACCIONA Energía, utiliza atrapanieblas de polietileno de alta densidad para recolectar miles de litros de agua al año, destinados a regar áreas revegetadas del parque.

Pero esta tecnología no se limita a Chile. Los atrapanieblas también se han replicado en otros países de Latinoamérica, como Perú, Ecuador, Colombia, México, Guatemala y República Dominicana. También se pueden encontrar en España, Sudáfrica, Croacia, Yemen y hasta en las Islas de Cabo Verde en África, lo cual evidencia su versatilidad y eficacia en diferentes contextos climáticos y geográficos.

En Lima, la megaciudad más seca de América, las redes de atrapanieblas se han instalado en las lomas costeras. Este es un ecosistema frágil y único en Perú donde la humedad relativa se encuentra por encima del 80%, llegando durante los meses más fríos hasta el 100%.

En estas áreas, innovadores como el ingeniero peruano Abel Cruz han desarrollado sistemas más avanzados, que incluyen un software para ajustar la orientación de las mallas de nylon según la dirección del viento. Además, su diseño tridimensional combina la captura de agua con un sistema que genera vapor y condensación utilizando aluminio y vidrio. A partir de estos avances, sus atrapanieblas han logrado capturar entre 200 y 400 litros de agua al día.

Por otro lado, en España, las Islas Canarias han adoptado tecnologías innovadoras para enfrentar las severas sequías y los incendios consecuentes. En 2023, los incendios devastaron cerca de 20.000 hectáreas, agravando aún más la escasez de agua en la región.

Aunque el archipiélago es reconocido a nivel mundial por su liderazgo en la desalación del agua de mar, también han recurrido a los atrapanieblas para enfrentar la escasez de agua y restaurar ecosistemas devastados por incendios. En respuesta, desde el 2020, el proyecto LIFE Nieblas, cofinanciado por la Unión Europea, ha instalado captadores de neblina que aseguran el suministro de agua necesario para la rehabilitación y reforestación de las áreas devastadas por los incendios. El agua obtenida, incluso, se puede beber y se ha comercializado con el nombre de Nieblagua.

Los atrapanieblas son una solución práctica y efectiva para enfrentar la falta de agua en las regiones más áridas del mundo. Su capacidad para recolectar agua de la niebla y proveerla para el consumo humano y agrícola demuestra que, con innovación y adaptación, es posible mitigar algunos de los impactos más críticos del cambio climático. A medida que más regiones adoptan esta tecnología, los atrapanieblas pueden desempeñar un papel crucial en la gestión sostenible del agua en un mundo cada vez más seco.

 

Fuentes: