Hoja de ruta del Acuerdo de París: próximos pasos

El último informe del IPCC ha establecido la limitación del calentamiento global en un 1,5 °C como reto principal.
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La adopción del Acuerdo de París en 2015 fue el hito diplomático más relevante en la lucha contra el cambio climático. 196 países acordaron hacer frente al reto de limitar el aumento de la temperatura del planeta en 2 °C, haciendo esfuerzos para que el ascenso no fuera más de 1.5 °C, facilitar flujos financieros sólidos para promover la descarbonización y aumentar la capacidad de adaptación de los países ante los impactos negativos del cambio climático.

A medida que cada país fue ratificando el Acuerdo de París, fueron entregando sus planes climáticos para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global, estos planes son las llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas (NDCs, por sus siglas en inglés). Primero en forma de INDC con carácter de previsión, por la “I” de “intended”, y una vez ratificado por las partes, ya en forma de NDC. Además, pactaron desarrollar planes de financiación para apoyar a los países menos desarrollados en sus programas de reducción de emisiones y adaptación al cambio climático.

Conscientes de que la situación del planeta no permite dar ni un paso atrás, los países se comprometieron no solo a entregar sus NDC, sino a reportar información que permita evaluar periódicamente las medidas propuestas en sus contribuciones y entregar nuevas NDCs cada 5 años, siempre con objetivos y planes más ambiciosos. La siguiente ronda tendrá lugar en 2020.

 

El informe IPCC avisa: trabajar en NDCs más ambiciosas es ineludible

A pesar de las NDCs entregadas y ratificadas, y de las iniciativas de los gobiernos para adaptar su entorno socioeconómico a la urgencia medioambiental, los últimos informes sobre reducción de emisiones contaminantes realizados coinciden en dibujar un futuro sombrío. Desde Naciones Unidas, se realizó un primer balance de los INDCs propuestos, el llamado Informe de síntesis sobre el efecto agregado de las INDC, y avisó de que, juntando todas las contribuciones nacionales, el esfuerzo no sería suficiente para alcanzar el objetivo marcado de reducción de emisiones en el Acuerdo de París.

Pero además, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha presentado hace solo unos meses un informe que, en líneas generales deja claras dos ideas: reducir el aumento de la temperatura a 2 °C no es suficiente si queremos evitar el colapso medioambiental, y si seguimos por este camino el aumento de la temperatura del planeta será, no solo de 2 °C, sino de casi 4 °C. Es más, si no se toman resoluciones urgentes, en solo 12 años se alcanzará el techo establecido de 1’5 °C (en 2018 ya se ha superado el aumento de 1 °C respecto a la era preindustrial).

El año 2020 es la cita para presentar las nuevas NDCs, un momento importantísimo en el que, gracias a los datos que revela el IPCC, las contribuciones al medio ambiente que porten los países bajo el brazo solo pueden ser radicalmente más ambiciosas para detener esta alarmante progresión.

 

 

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2020, el año del pistoletazo de salida

Tras el informe del IPCC sobre el calentamiento global, ya no es posible mirar hacia otro lado. 2018 fue un año muy importante para alcanzar puntos en común en la diplomacia climática internacional y hacer balance con instrumentos como los Diálogos de Talanoa, experiencias compartidas entre países que deben ser determinantes en la revisión y las consideraciones de los próximos NDCs.

Así lo han manifestado los países en la recién celebrada Conferencia de las Partes 24 de Katowice (COP24), otro de los hitos del año 2018 que se celebró a principios de diciembre y terminó con un sabor agridulce. A pesar de que las conclusiones del último IPCC han centrado el debate y la cifra de 1,5 °C ya se maneja como el reto principal, algunos países se mostraron reticentes a avanzar en la lucha contra el cambio climático. Se ha hecho un llamamiento a la ambición, han tenido lugar numerosas declaraciones con la adhesión de la mayoría de las partes, pero no ha habido grandes acuerdos definitivos sobre desarrollo sostenible.

El paquete de directrices técnicas necesarias para que el Acuerdo de París sea plenamente operativo, el Paris Agreement Rulebook, era uno de los puntos más importantes en la agenda de la COP24. Una de las grandes apuestas de este documento ha sido la transparencia; a partir de ahora todos los países contarán con las mismas reglas para medir las emisiones que producen, mitigan y los aspectos relacionados con finanzas y adaptación. Sin embargo, lo que concierte a mecanismos de mercado ha sido pospuesto a la COP25, que se celebrará en 2019 en Chile.

En medio de este contexto, las NDCs de 2020 ya no pueden ser comedidas. Las contribuciones de los países al desarrollo sostenible deben contemplar este nuevo escenario para limitar el calentamiento global a 1,5 °C y cumplir con estos dos retos: haber reducido en 2030 de forma global todas las emisiones de CO₂ en un 45 % con respecto a los niveles de 2010 y alcanzar la neutralidad de carbono en el año 2050.

 

Fuente: Efe Verde, Naciones Unidas.