Coches menos contaminantes: ¿cómo es cada tipo?
¿Quieres saber cuántos tipos existen y cuáles son sus características principales?
Así son los vehículos menos contaminantes
Las compañías automovilísticas dedican cada vez más recursos a la investigación de alternativas a los combustibles tradicionales. Con el aumento de las emisiones contaminantes y las ciudades aplicando cada vez más restricciones de tráfico para mejorar la calidad del aire, la oferta de vehículos menos contaminantes es cada vez mayor.
¿Quieres saber cuántos tipos existen y cuáles son sus características principales? En esta galería recopilamos los tipos de coches menos contaminantes más extendidos y explicamos qué diferencias existen entre ellos.
Coches eléctricos
Su funcionamiento se basa en uno o varios motores eléctricos alimentados gracias a una serie de baterías, habitualmente de ión-litio, aunque también existen de hierro. Estas baterías se cargan en fuentes eléctricas externas -enchufes-, y dependiendo del modelo pueden tardar entre veinte minutos y ocho horas en completar su ciclo de carga.
Los coches eléctricos han llegado ya al mundo de la automoción deportiva y su principal desventaja es su autonomía, que si bien en algún caso excepcional supera los 500 kilómetros, la media se sitúa alrededor de 300 kilómetros.
Coches híbridos
Donde los eléctricos flaquean, los híbridos sobresalen. La autonomía que les falta a los vehículos impulsados únicamente por batería es ampliamente superada por los coches que combinan baterías y motores de combustión interna.
En este caso, el motor eléctrico no impulsa al vehículo por sí solo, sino que sirve de fuerza de apoyo al motor tradicional en determinadas situaciones. En la gran mayoría de los casos estas baterías se recargan de manera autónoma y su gran inconveniente es que el coche sigue generando emisiones contaminantes, si bien en una cantidad mucho menor.
Vehículos eléctricos de autonomía extendida
Al contrario de lo que sucede en los híbridos, en los coches eléctricos de autonomía extendida el motor principal es eléctrico y el de combustión actúa como apoyo puntual. De esta manera, se optimiza la eficiencia respecto al híbrido –menos emisiones contaminantes- y se mejora la autonomía respecto al eléctrico hasta doblarla (600 kilómetros).
Su funcionamiento consiste en que el motor de combustión únicamente genera la energía necesaria para mantener funcionando el motor eléctrico, que además también cuenta con baterías recargables.
Vehículos impulsados por hidrógeno
Por otro lado existen los coches que funcionan gracias al hidrógeno en dos variantes: por combustión, donde el hidrógeno se quema dentro de un motor de explosión logrando así el impulso; y con pilas de combustible, que transforman el hidrógeno en energía eléctrica, lo que en cierto modo convierte a este tipo de coche en otra clase de vehículo eléctrico.
Sin embargo, las tecnologías de celdas de hidrógeno y de combustión de hidrógeno están muy poco extendidas hoy en día porque su mantenimiento es más complejo; lo qué no es óbice para que en el futuro no sea más utilizado puesto que no contamina y sus prestaciones son equiparables a las de los vehículos tradicionales.
Coches de combustibles alternativos
Por último, existen también otros tipos de combustibles más ecológicos que los fósiles como por ejemplo el etanol, el metanol, el alcohol, los derivados del gas natural o el GLP (gas licuado del petróleo).
Si bien contaminan más que el hidrógeno o los híbridos, su nivel de emisiones es mucho más bajo que los vehículos tradicionales y sus prestaciones son prácticamente las mismas.
Fuentes: Coches sin conductor, Highmotor y Autobild.