Qué son las NDCs y por qué son tan importantes para frenar el cambio climático

Se han convertido en una de las herramientas clave para medir qué está haciendo cada país en materia de cambio climático.
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La adopción del Acuerdo de París en 2015 en la 21ª Conferencia de las Partes (COP 21) supuso uno de los mayores hitos en materia de cambio climático de la historia. Un total de 196 Partes (195 países más la Unión Europea) realizaron un pacto por el que se comprometían a tomar medidas drásticas a corto, medio y largo plazo para luchar contra el cambio climático.

En el corazón de aquel acuerdo, las INDCs (contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional, INDCs por sus siglas en inglés) eran parte fundamental por ser el documento mediante el cual cada país ponía sobre la mesa los esfuerzos nacionales que llevaría a cabo a partir de 2020 para cumplir con los dos objetivos más ambiciosos del Acuerdo:

  • Mantener el incremento de la temperatura global muy por debajo de los 2 °C respecto a la era preindustrial, con esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C
  • Fortalecer la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y aumentar la resiliencia.

 

CARACTERÍSTICAS DE LAS NDC

UNIVERSALES

Todos los países tienen que preparar, comunicar y mantener sus contribuciones.

NACIONALES

Cada país es autónomo en determinar cuál va a ser su contribución y cómo la va a implementar nacionalmente.

INTEGRALES

Los países deben entregar un mínimo de información para poder determinar la suma de esfuerzos.

MÍNIMO EXIGIDO

Después de ser presentadas, los países no deben disminuir la ambición de sus metas.

PÚBLICAS

El contenido de los NDCs deben estar abierto al público.

 

¿Por qué son tan importantes las INDCs y cuál ha sido su evolución desde entonces?

El acrónimo de INDC surgió en la COP19 de Varsovia. Se instó a los países a determinar de forma independiente cuál sería su contribución al esfuerzo global de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La iniciativa tuvo tal acogida, que poco antes de arrancar la Conferencia de París, más de 180 países que representaban más del 90 % de las emisiones globales habían presentado sus contribuciones, detallando objetivos de reducción de GEI, planes de acción (de mitigación y adaptación) así como medidas de financiación.

Pero lo cierto es que todas estas INDCs fueron analizadas de forma conjunta en el Informe de síntesis sobre el efecto agregado de las INDC y este reveló que la suma de las contribuciones de todas las naciones no alcanzaba la meta de mantener al planeta muy por debajo de los 2 °C de incremento en el calentamiento global.

De hecho, en el propio Acuerdo de París, los países expresaron su preocupación y reconocieron que “se requerirá un esfuerzo de reducción de las emisiones mucho mayor que el que suponen las contribuciones previstas determinadas a nivel nacional”.

En el momento en el que cualquier país ratificaba el Acuerdo de París, su INDC perdía la condición de “prevista” y pasaba a llamarse Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Desde entonces se ha convertido en una de las herramientas clave para medir qué está haciendo cada país en materia de cambio climático. No obstante, el Acuerdo de París se guardó un as en la manga por si las contribuciones nacionales no conseguían alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global en 2 °C, con esfuerzos en 1,5 °C: la revisión de las NDCs cada cinco años, momento en el que cada país debe volver a entregar un nuevo documento con planes y objetivos más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático.

El año 2018 está lleno de encuentros y consideraciones que serán determinantes de cara a orientar la preparación de las nuevas NDCs previstas en el año 2020.

Por un lado, los Diálogos de Talanoa (originalmente llamado Diálogo Facilitativo), un balance de los esfuerzos colectivos a los que están llamados los países y cuyo objetivo es responder a tres preguntas referentes a la acción contra el cambio climático: ¿dónde estamos?, ¿a dónde queremos llegar? y ¿de qué manera lo conseguiremos? Esta práctica se ha venido haciendo de manera nacional y local a lo largo del año.

Por otro, datos actualizados nada alentadores. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) cumplió con el encargo recibido en el Acuerdo de París de presentar un informe que explicase los riesgos e impactos del aumento de temperatura en 1,5 °C. Este informe alerta de las consecuencias de este aumento en comparación con los 2 °C y, sin lugar a dudas, refuerza el debate para incrementar la ambición de los NDCs en la cumbre del clima de Katowice (COP24).

 

Propuestas insuficientes para llegar al objetivo

Hasta ahora todos los informes independientes o institucionales sobre los NDCs y el impacto de las medidas que se van tomando por parte de los países en políticas de cambio climático no auguran un buen futuro. O se pisa el acelerador, o no se llega al objetivo, es la conclusión.

Hasta la fecha, los dos informes oficiales de Naciones Unidas que analizan en conjunto todas las NDCs muestran que no son suficientes para limitar el calentamiento global en 2ºC… Lo cierto es que, en comparación con los datos de otras organizaciones independientes, se trataría de un análisis muy prudente. Otros análisis, como por ejemplo Climate Action Tracker, revelan que hay un 50 % de probabilidad de que se supere la temperatura calculada hasta 3,16 °C o más en 2100 si se sigue la ruta de emisiones actuales y, según el compromiso se las primeras NDC, todavía existe más del 90 % de probabilidad de superar los 2 °C marcados como límite a pesar de los planes de los países. En el siguiente mapa interactivo esta organización detalla por colores el estado de cada país y sus promesas de NDC.

El panorama es preocupante. Naciones como Suiza, con una propuesta de reducción de las emisiones del 50 %, o Noruega y la Unión Europea, cuya contribución pretende ser de un 40 % de disminución, todavía tienen por delante realizar un ejercicio más ambicioso en sus planes, porque sus propuestas son insuficientes para el objetivo global. Eso sin hablar de naciones como Rusia o EE.UU. que, siendo dos de los países con más emisiones contaminantes, proponen una tímida reducción de entre el 26 % y el 28 %, situándolos como dos de los países con más retos medioambientales por afrontar en el futuro.

Uno de los puntos más delicados de las negociaciones entre gobiernos se encuentra en la financiación de los países desarrollados a los que se encuentran en desarrollo, asunto que afecta directamente a las NDC de muchos de ellos. México o Chile, por ejemplo, podrían elevar su cifra de reducción de emisiones contaminantes de un 25 % a un 40 % en caso de recibir apoyo internacional para afrontar esta cifra.

El desafío medioambiental que tenemos por delante es alarmante. A partir de los niveles actuales de emisión todavía es posible afrontarlo, pero con cada década perdida, las dificultades aumentan y en algún momento, si no se implementan las promesas de los países, podría convertirse en un problema irreversible e insuperable.

Fuentes: UNFCCC, Climate Accion Tracker, CDKN, IPCC, CEPAL, Ministerio de Ambiente de Perú, EFE