Ecoturismo: destinos sostenibles para el verano
¿Estás pensando en visitar este verano alguna ciudad comprometida con el medio ambiente? Hemos hecho una selección de diez destinos sostenibles
Ecoturismo: destinos sostenibles para el verano
El verano ha llegado y es momento de elegir un destino para visitar. En pareja, en familia, con amigos o en solitario, viajar siempre nos enseña otras culturas y puede dejarnos una huella positiva si acertamos en nuestra elección.
Te proponemos una selección de diez ciudades que no son necesariamente destinos turísticos tradicionales pero que en los últimos años han hecho un gran esfuerzo por ofrecer a sus habitantes y visitantes un modo de vida mucho más sostenible.
La manera más responsable de viajar es practicar un turismo sostenible.
Fuentes: El Mundo, Ciclosfera, eDreams, Twenergy, PontevedraViva, Compact of Mayors, Oficina de Turismo de Noruega, Ecoticias, El Correo, Lonely Planet, Oficina de Turismo de Dinamarca y WWF
Bristol
La Capital Verde de Europa 2015 es pionera en desarrollo sostenible. Esta ciudad del suroeste de Inglaterra cuenta con amplios espacios naturales intercalados en el paisaje urbano (400 parques, cuatro granjas y ocho reservas naturales) y el mayor número de ciclistas de todo el país (diez rutas ciclistas turísticas diferentes). Está a la vanguardia de la innovación gracias a sus numerosos restaurantes ecológicos, la Bristol pound -una moneda propia para incentivar el consumo local- y el plan energético municipal basado en energías renovables, que pretende generar hasta un gigavatio de electricidad fotovoltaica con paneles instalados en viviendas, edificios públicos e instalaciones industriales.
Copenhague
No es un destino desconocido o inesperado, pero el nivel de implicación que tiene la capital danesa con el desarrollo sostenible obliga a promocionarla como una opción a tener en cuenta. Siempre a la vanguardia de la innovación y la investigación en favor de un futuro más verde, Copenhague aspira a ser una ciudad Carbon Neutral en 2025. De momento, y a la espera de cumplir ese objetivo en tan sólo diez años, sus habitantes pueden presumir de ser la ciudad más sostenible y limpia de Europa, en gran medida gracias a que la mitad de su población utiliza la bicicleta como principal medio de transporte, su alta tasa de reciclaje y su implantación de sistemas de generación de energía alternativa.
Portland
Uno de los referentes en cuanto a sostenibilidad de Estados Unidos es sin duda Portland. Esta ciudad del estado de Oregón tiene más de 400 kilómetros de carril bici, investiga e innova constantemente en su mantenimiento y mejora, como por ejemplo luces LED para iluminar las vías ciclistas de noche, o su aeropuerto bike-friendly. La dirección del aeropuerto está fomentando el uso de este medio de transporte entre sus 12.000 empleados, y además cuenta con un aparcamiento para bicicletas, taller de reparación, servicio de embalaje para los viajeros ciclistas y sus trenes y autobuses lanzadera están diseñados para permitir el transporte de muchas bicis.
Además, otras iniciativas como los jardines verticales o sus azoteas verdes para autoabastecer a los ciudadanos hacen de Portland una de las capitales del ecoturismo.
Pontevedra
En España, el ejemplo de reconversión urbana sostenible lo representa Pontevedra. La capital de las Rías Baixas ha pasado en apenas veinte años de ser una pequeña capital de provincia a ser un referente de modelo urbanístico para otras ciudades de tamaño similar e incluso mayor. Las reformas se han encaminado a devolver la ciudad a las personas y sacar el tráfico rodado del centro. Su inversión en movilidad le ha valido en los últimos meses el premio ONU-Hábitat al modelo urbano y el galardón a la Excelencia en Movilidad, entregado en 2015 en Nueva York por el ex alcalde Michael Bloomberg, quien además ha incluido a la ciudad gallega en el selecto programa Compact of Mayors para luchar contra el cambio climático junto a urbes mucho mayores como Sídney, Río de Janeiro, París, Estocolmo o Filadelfia.
Estos premios vienen a reconocer el esfuerzo dedicado a adaptar la ciudad para convertirla en un entorno más sostenible: 66% de reducción de emisiones en el casco urbano en 14 años, construcción de 40 kilómetros de sendas peatonales y ciclistas cerca de la ría y los ríos, adaptación inclusiva para discapacitados, cero víctimas mortales por accidente de coche o atropellos en los últimos tres años…
Røros
Una localidad que recibe el Premio de Viajes y Vacaciones Responsables en 2011 y el Premio Turismo del Futuro en 2012 tiene que estar sí o sí en una lista como esta. Røros es una pequeña localidad del sur de Noruega de poco más de 5.000 habitantes. Se trata de un antiguo asentamiento minero en el interior de la península nórdica, declarado Patrimonio de la Humanidad, que ha sabido mantener y proteger sus costumbres y sus señas de identidad a lo largo de los años sin descuidar el privilegiado enclave en el que se encuentra. Su arquitectura sostenible basada en las construcciones de madera y su apoyo al comercio y la gastronomía local atraen cada año más de un millón de visitantes.
Praia
Enclavado en el Océano Atlántico frente a las costas de Senegal, el archipiélago de Cabo Verde es una antigua colonia portuguesa y una parada estratégica para todas las rutas comerciales de las potencias europeas durante los siglos posteriores al descubrimiento de América. Su pequeña y paradisiaca capital, Praia, ha puesto en marcha un ambicioso plan para lograr que en 2050 todo el territorio insular se pueda abastecer al 100% con energías renovables. Además, cuenta con unos escenarios naturales dignos de admiración y una gran variedad paisajística –volcanes, valles, parques naturales, llanuras- que convierten a Praia en un destino sostenible único.
Vilna
En el este de Europa destaca el caso de Vilna. La capital de Lituania cuenta con poco más de medio millón de habitantes y un relativamente nuevo escenario político tras el fin de la Unión Soviética, de la cual el país lituano formaba parte. A pesar de ello, The Economist hace una mención especial en su ranking de ciudades sostenibles a Vilna, de la que destaca su enorme esfuerzo por tratar de implantar un sistema energético más eficiente ofreciendo subvenciones a sus ciudadanos y comerciantes. Este impulso directo para lograr una energía más limpia se vio además complementado con la puesta en marcha de una planta de biocombustible en 2006 que es capaz de abastecer por sí sola el 10% de la calefacción necesaria para la ciudad.
Curitiba
Los esfuerzos de renovación responsable de esta ciudad brasileña van encaminados a la movilidad urbana. Históricamente Curitiba es una pionera en conciencia verde, ya que fue la primera urbe brasileña en implantar el sistema público de Buses de Tránsito Rápido hace ya más de 40 años. En la actualidad están destinando una gran inversión para peatonalizar las grandes avenidas del centro neurálgico y desincentivar el tráfico rodado. Es además pionera en la medición de las tasas de CO2 absorbidas por sus espacios verdes y una de las ciudades brasileñas más concienciadas en la práctica del reciclaje de residuos.
Fráncfort
De capital industrial a capital sostenible. La reconversión que Fráncfort ha hecho en apenas una década es el mejor ejemplo de eficiencia alemana al servicio del desarrollo sostenible. Considerado como el centro financiero del país germano, lleva a cabo programas como “Comercio y Negocios”, “Cultura de la movilidad sostenible”, “Planificación y Construcción en el espacio urbano denso” y “El clima y los espacios abiertos” para compensar sus emisiones de CO2 resultantes de la producción industrial. También han incentivado el uso de la bicicleta como medio principal de transporte urbano y han impulsado la promoción de los vehículos híbridos o eléctricos.
Seúl
La capital de Corea del Sur fue designada este año por WWF como la ciudad más sostenible del mundo en el Desafío de la Hora del Planeta, y es el mejor broche para este listado. Seúl es el modelo a seguir por las ciudades de rápido crecimiento en el sudeste asiático por su proyecto de reducción de emisiones, que prevé rebajar 10 millones de toneladas de CO2 emitido a la atmósfera y alcanzar un 20% de suficiencia energética para el año 2020.